Los obreros cañeros se fueron a la huelga y superaron al liderato de la FLT (Federación Libre de Trabajadores), el sindicato que los representaba, al estos aliarse a los colonos y a los barones del oro blanco.

En el 1934 en el sector Hacienda Vieja entre el Coquí y la entrada de Aguirre, Don Pedro le habló a los trabajadores, como muy bien señala Marta Aponte Alsina en su libro PR3 Aguirre: «los obreros cañeros no sabían leer ni escribir, pero sabían escuchar y comprendieron el mensaje del líder nacionalista».

Mi padre Julio Nieves, azucarero, se encontraba entre los presentes. Los obreros escucharon a Don Pedro en absoluto silencio, así mismo marcharon a sus casitas de madera y zinc, impactados en sus conciencias por el mensaje de solidaridad recibido.

-Se nos paraban los pelos- me dijo mi viejo, yo tenía unos ocho años y este diálogo lo llevo grabado en mi memoria desde entonces.

Para nuestra historia de luchas libertarias y justicia social ese encuentro entre líder, movimiento y clase  tiene una importancia histórica y política enorme.  El capital norteamericano y el estado colonial comprendieron en su totalidad el significado del encuentro y no tardaron en actuar, el liderato nacionalista fue encarcelado años después, la lucha entró en una nueva fase y ese encuentro no se pudo desarrollar más profundamente en términos organizativos y políticos, el nacionalismo fue en la búsqueda de la clase explotada pero la represión del régimen cumplió su papel, separó físicamente a la dirigencia del proletariado cañero.

Cuando nuestra lucha se desarrolla a niveles superiores como la de los Nacionalistas en las décadas del 30 y del 50,  los Macheteros en la década de los 80 y el accionar de la FALN en E.U., se utiliza la represión para obstaculizar e impedir que la lucha por la independencia escale en niveles cualitativos y esta se mantenga en un bajo perfil de resistencia , tolerable al sistema.

23 de julio de 2019

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