La nueva lucha en Puerto Rico: independencia y socialismo (1960-1980)

Recuperado de: Rumbo Alterno

FEDERICO CINTRÓN FIALLO  01/03/2025

unas veces impaciente, otras veces rebelde,
pero las más de las veces con la resignación estoica
y agresiva del combatiente que no se rinde
.
Julia de Burgos, Cartas a Consuelo, 7 de abril de 1953

Las victorias están llenas de pasadas derrotas.
Y, además, nunca es derrota completa
la que nos ayuda a descubrir el camino a seguir.

César Andreu Iglesias, Los derrotados, 1956

Con las décadas que nos convocan, de 1960 a 1980, ocurren debates que están íntimamente relacionados a perspectivas ideológicas y métodos de lucha. Ideológicas relacionadas al carácter de la lucha por la independencia en términos de su definición como lucha nacional, antiimperialista, antisistema, entre si es una lucha anticolonial o también anti capitalista, incluso anti patriarcal o por el socialismo. Incluyendo la definición de qué buscamos con la república. Ese abanico ideológico también contenía las tonalidades grises entre polos conservadores y liberales sobre la sociedad en sí, la familia y las relaciones humanas como, por ejemplo, el papel de la mujer tanto en la familia como en la lucha y otros aspectos de género. Aunque no con la misma prominencia y mucho menos con la amplitud y profundidad del presente también estuvieron los conflictos sobre la diversidad sexual, la xenofobia y el racismo.

En cuanto a los métodos y estructuración de la lucha esta polémica abarcaba la participación electoral vs la abstención; partido vs organización amplia con características de frente; lucha dentro del marco legal vs rompimiento con la legalidad; estructuras legales públicas vs clandestinaje y lucha armada; centralismo democrático vs democracia interna; autonomía plena de los sindicatos y demás organizaciones de masa vs dirección y control partidista.

Todas estas polémicas no se circunscribían a una u otra organización, es decir, tal organización asumía todas las de un polo y otras la de otro polo, sino que muchas de ellas coexistían dentro de todas las organizaciones. Por ejemplo, las luchas feministas por equidad y contra el patriarcado se podía encontrar en todas las organizaciones, desde las conservadoras a las más radicales de izquierda. De hecho, estudiar con criterio de género cuál fue la participación de la mujer en la nueva lucha de independencia, que fue abundante y a todos los niveles, es una tarea pendiente y necesaria.

También, son las décadas que para unos representa el período de renacimiento de la lucha por la independencia después de los golpes recibidos por el Partido Nacionalista y la traición de Luis Muñoz Marín abandonando ésta y abogando por que el estatus no está en issue. Renacimiento que incluye el rompimiento de un sector del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) que aboga por un cambio de paradigma táctico y clama por el abandono del electoralismo y se constituye en el Movimiento Pro Independencia (MPI).

Para otros es el contexto de una transformación ideológica en la lucha de independencia: del nacionalismo al socialismo. Algunos lo identifican con la transformación del (MPI) en Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), pero que en realidad abarca a la Liga Socialista y el surgimiento del Partido Socialista Revolucionario (PSR 1969), el Movimiento Socialista Popular (MSP 1973), la fusión de ambos en el MST y el discurso socialista de las organizaciones clandestinas. La influencia del discurso socialista se notó en el PIP al escoger la consigna para las elecciones de 1972, ¡Arriba los de abajo! Internamente se manifestó en la lucha entre los más conservadores que reflejaban posiciones socialcristianas y Rubén Berríos Martínez con posturas afines a la socialdemocracia. Esta lucha interna llevó al desprendimiento en el 1973 de un sector que se denominó los Terceristas. A su salida algunos de ellos se ubicaron en el PSP, otros constituyeron el MSP y varios militaron en las Fuerzas Armadas de Resistencia Popular (FARP).

Todo lo anterior, visto por separado o, a lo sumo, en las relaciones entre sí, no nos permitiría ver el proceso en su totalidad. No permitiría comprender cómo otros factores, externos a esos hechos, de alguna forma moldearon su ocurrencia y el valor político que cada uno adquirió en su momento. Más aún, cómo influyó el contexto en el desarrollo de las organizaciones armadas y la contraofensiva represiva imperialista de los 70 y 80. Me propongo aportar a desmitificar la época y tratar de abrir una oportunidad para aprender de las experiencias, desde la perspectiva de la lucha por la independencia y el socialismo. Este período se les presenta a muchos como un vacío en la historia. Y, peor aún, cuando buscan informarse con los que la vivimos se encuentran con unos idealizándola, otros menospreciándola, algunos manteniendo todavía enfoques partidistas y sectarios reviviendo las polémicas de la época. No faltan los que por seguridad permanecen callados y no comparten documentos y experiencias. Incluso, hay quienes juzgan aquellas épocas partiendo de perspectivas políticas e ideológicas actuales.

Se ha llamado “la nueva lucha de independencia” y “el nuevo sindicalismo” a unas visiones políticas, ideológicas y prácticas metodológicas de accionar y organizarse que la diferencian de períodos de lucha anteriores a las décadas del 60 al 80. Los conceptos aparecieron en la tesis del MPI, Presente y futuro de Puerto Rico. La Doctrina de la Nueva Lucha de Independencia (1969), en referencia al desarrollo del PSP. Sin embargo, en realidad trasciende el carácter partidista. Sus características, que no fueron desarrolladas homogéneamente por ninguna organización, sino con prácticas y debates internos y externos a todas las organizaciones de la época, fueron:

  • La incorporación del discurso socialista; 
  • El tomar a la clase obrera como sujeto de la lucha por la independencia y el socialismo; 
  • La vinculación con el movimiento sindical; 
  • El énfasis en la organización de base; 
  • Políticas de confrontación tanto en lo político nacional como lo sindical; 
  • Enfrentamiento con la ley Taft-Harley; 
  • Denuncia del colonialismo sindical; 
  • La abstención electoral y la acción armada. 

Partiendo del partidismo sectario podemos encontrar que unos grupos harán énfasis en ciertos aspectos y negarán otros. He aquí la primera lección que debemos extraer del análisis político histórico de estas décadas: estamos ante un mosaico de ideas y prácticas en el que podemos identificar protagonistas destacados, pero no únicos, constituyentes de una coyuntura política, de un contexto.

Tratando de ser lo más objetivo posible, que no neutral, política, partidista e ideológicamente, el contexto en el que se desarrollaron esas “nuevas luchas” y la lucha armada, como parte de ellas, se caracterizó por la interrelación de los siguientes conjuntos de factores a partir del 1959. En lo nacional, las luchas y organizaciones que identifican los 60 son:

  1. Las luchas universitarias alrededor de la Reforma Universitaria y contra la presencia del Departamento de Ciencias Militares de los Estados Unidos en la Universidad de Puerto Rico (ROTC), lidereadas por la Federación Universitaria Pro Independencia (FUPI). Luchas en la que se arrestó a decenas de estudiantes en varias confrontaciones con la policía y organizaciones de derecha pro estadidad; se quemó el edificio del ROTC (1969); hubo múltiples heridos y muertos por bala de la policía, como el taxista Adrián Rodríguez y la estudiante Antonia Martínez; e incluso, murieron dos oficiales de la fuerza de choque por la respuesta armada de los estudiantes. En los 60 se logró que el ROTC dejara de ser compulsorio y posteriormente en los 70 se le saca del campus de Río Piedras.
  2. La guerra de Vietnam contra el imperialismo norteamericano constituyó un referente de valor y sacrificio. Nuestra solidaridad fue masiva e incondicional. Se llevaron actividades denunciando las atrocidades de esa guerra por toda la isla. Se denunció cómo se experimentaba en Puerto Rico con el agente naranja que se bombardeaba contra el pueblo vietnamita. Pero el mayor gesto de solidaridad fue el valor que tuvo nuestro mártir Fefel Varona de arriesgar su vida al ir a Vietnam del Norte en representación solidaria de los estudiantes de Puerto Rico y Latinoamérica. Fefel se convirtió en nuestra cuota de sangre solidaria. La Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE) instituyó la Orden José Rafael Varona, como el máximo galardón a ser otorgado a personalidades y organizaciones por sus aportaciones en la lucha contra el imperialismo y por la liberación e independencia nacional de los pueblos.
  3. Para aquel entonces estaba vigente la ley del Servicio Militar Obligatorio (SMO). Todo un movimiento de rechazo a esa imposición que nos llevaba a pelear las guerras del imperio, incluyendo la de Vietnam, llevó a que nos negáramos a inscribirnos. En cierta forma fue una continuación de la lucha de jóvenes que nos precedieron después de la imposición de la ciudadanía en el 1917. En el acto del Grito de Lares de 1968 se quemaron cientos de tarjetas de jóvenes que se negaba a ir al ejército pero que ya estaban inscritos. Esta lucha también se dio en los EE. UU. y se logró que se eliminara el SMO. Nadie de los acusados en la corte federal, excepto yo, cumplió cárcel.
  4. Crecimiento de la clase obrera industrial y surgimiento de múltiples sindicatos, entre ellos: la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU, 1961) la Federación de Maestros de PR (FMPR, 1966) y la Unión Independiente de Acueductos (UIA-AAA, 1967). La FMPR significó romper con el control tradicional del PPD sobre el sector magisterial y, lo que es más significativo, una transformación ideológica de que maestras y maestros comenzaran a verse como trabajadores y no como profesionales ajenos a las luchas obreras y como élite por encima de ellas.
    En los sesenta ya languidecía la agricultura y surgía una gran masa de desempleados agrícolas, un flujo migratorio del campo a la ciudad, el surgimiento de los arrabales, principalmente en San Juan y una gran emigración hacia los EE. UU. El programa Manos a la Obra, que había iniciado la transformación hacia un capitalismo industrial, en sus inicios podía absorber parte del desempleo por la creación de una industria manufacturera intensa en mano de obra, pero posteriormente la industrialización se movió hacia empresas de intenso capital, alta tecnología y poca mano de obra. Se suscitaron múltiples huelgas y conflictos obrero-patronales. Comenzó a sentirse la lucha obrera y a cobrar protagonismo. En el 1975 se da una batalla campal a nivel del movimiento obrero. La lucha contra la Ley Taft-Harley y las internacionales sindicales norteamericanas cobra gran virulencia dirigida por la Unión Nacional de Trabajadores y los compañeros Radamés Acosta, Arturo Grant y Osvaldo Romero Pizarro. Todo el peso de las leyes de la burguesía se vuelca contra ellos. Abogados laborales patronales, corte federal, rompehuelgas, fabricaciones de casos, arrestos y encarcelamientos, contra una manifestación de lucha que cuestiona el coloniaje manifestado en el movimiento sindical. Esta lucha fue bien controvertible incluso dentro de la izquierda. También había cobrado cuerpo el intento unitario sindical más importante de las últimas décadas, el Movimiento Obrero Unido (MOU).

Las condiciones comenzaron a exigir que el sujeto revolucionario cambiase de la nación a la clase obrera. Este fue un proceso muy complejo en el que se planteó la pregunta, ¿independencia para qué? Los debates de entonces traen al socialismo a la palestra publica, pero dentro de una colonia. Contestar la pregunta no era tan sencillo. Unos plantearon la problemática estableciendo etapas, conquistemos primero la independencia y después bregamos con el socialismo. Postura que les acerca al nacionalismo. Otros enfatizan en el socialismo y entienden que el sujeto revolucionario es la clase obrera y debe constituirse un partido comunista como su representante. Las posturas más complejas plantearon que ambas cosas hay que mantenerlas unidas, la lucha por la independencia y por el socialismo, que hay que darle un contenido a la independencia, de lo contrario esta es un abstracto que no puede motivar al pueblo. Claro, lo descrito aquí es una simplificación del debate de entonces y del que perdura hoy en día. Debate que no solo era entre organizaciones, sino también en el seno de ellas. Pero como veremos más adelante, en aquel entonces formó, después de la desaparición del MPI, dos polos, en uno el PIP y del otro las otras organizaciones independentistas de izquierda, incluyendo las armadas. Hoy en día, después de siete décadas de la nueva lucha por la independencia, por el socialismo y por múltiples luchas sociales y culturales, es necesario profundizar la pregunta para sacar aprendizaje en lo político, lo ideológico y lo metodológico.

Hoy la pregunta persiste y se ha ampliado: ¿la respuesta es solo desde una perspectiva económica y clasista o también ese otro Puerto Rico poscolonial debe ser una contraparte a la misoginia, la homofobia, el racismo y la xenofobia? En otras palabras, la pregunta sigue siendo la misma o ahora se formula entendiendo que la lucha es contra el sistema colonial-capitalista-patriarcal-racista. Los diferendos abarcan entre qué peso debe darse a las luchas reformistas, qué papel desempeñan estas y la vigencia o abandono del discurso independentista. Actualmente, con la integración al panorama político del Movimiento Victoria Ciudadana, la Alianza electoral de 2024 y el nuevo discurso del PIP y su candidato a la gobernación de que la independencia no está en issue, se ha revivido la polémica añadiendo la pregunta, ¿participación electoral para qué? ¿Cómo contribuye a la lucha por la independencia y el socialismo?

  1. Otra característica del contexto nacional que inicia en los 60 es sacar la lucha independentista de círculos ateneístas y académicos e impulsar la organización de base y la lucha en la calle, fuera del sistema electoral; se forma un movimiento de liberación nacional ampliamente aglutinador del abanico de la lucha por la independencia y el socialismo, o sea, provenientes del PIP, el Partido Nacionalista, del Partido Comunista y de la FUPI, el Movimiento Pro Independencia (MPI); surge un periódico de tirada consecuente como nunca antes había existido, Claridad. El MPI se constituyó en la principal fuerza independentista con una gran capacidad de movilización y un extenso trabajo internacional. Posteriormente, pero fragmentado y no unitario, el PSP ocupó su lugar protagónico.
  2. El 1959 inicia con cuatro organizaciones independentistas: Acción Patriótica Unitaria (APU), al poco tiempo muere Ramón Medina Ramírez, su dirigente y desaparece; el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), en el que se mantiene un debate interno por el descontento con los resultados electorales que se manifiesta, primero con el desprendimiento de un sector que constituye al MPI y posteriormente con diferendos entre los sectores más conservadores de tendencia socialcristiana y los nuevos enfoques, principalmente impulsados por Rubén Berríos Martínez, de carácter socialdemócrata, pero sin abandonar su táctica electorera. Posteriormente el sector más radical, de tendencia socialista y crítico de cómo se participa en las elecciones, los llamados Terceristas, abandonan el partido. Ya para el 1956 se había constituido la FUPI por jóvenes universitarios estudiosos del marxismo y con políticas más confrontativas contra el sistema. Su papel fue protagónico durante todo este período. La cuarta organización con que amanece esta década es el MPI. Posteriormente se constituye la Liga Socialista (1962) dirigida por el exdirigente del Partido Nacionalista, poeta nacional, vocero y combatiente de las organizaciones clandestinas hasta su muerte, designado comandante por ellas, Juan Antonio Corretjer.
  3. El surgimiento de organizaciones armadas que no tienen como estrategia la visión nacionalista insurreccional de confrontación militar mediante un ejército libertador, como se manifestó en la creación de los Cadetes de la República y la insurrección de Jayuya (1950), sino el modelo guerrillero cubano, el de Argelia y de otros movimientos latinoamericanos. Esta nueva concepción, aunque no homogénea política, ideológica ni metodológicamente, da paso al surgimiento de las organizaciones armadas clandestinas que se desarrollan desde el 1960 hasta la década de los 80. La primera fue el Movimiento Armado Puertorriqueño Auténtico (MAPA) seguido de los Comandos Armados de Liberación (CAL), el Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA), y posteriormente el PRTP-Macheteros (1978) y el EPB-Macheteros (1984), las FARP y la OVPR. Es la década en que también surgen múltiples organizaciones en la diáspora en los EE. UU. relacionadas con la independencia de Puerto Rico y luchas sociales reivindicativas, entre ellas: Young Lords (1968), Movimiento de Izquierda Nacional Puertorriqueño (Comité-MINP 1970), Movimiento de Liberación Nacional (MLN-mexicano-puertorriqueño en sus inicios) y las FALN.
  4. Integración masiva del sector cultural: cantautores y canción de protesta; múltiples artistas plásticos, dramaturgos, literatos, baste mencionar a los que me vienen a la memoria: Carlos Raquel Rivera, Lorenzo Homar, Antonio Martorell, Brunilda García, El Nuevo Teatro Pobre de América (1963) teatro de calle de Pedro Santaliz, El Tajo del Alacrán y Lydia Milagros González y posteriormente Anamú (1971), Moriviví (1972) y Teatro de Guerrillas (1972); Noel Hernández, Roy Brown, El Topo, El Jíbaro, Danny Rivera y muchos otros también en EE. UU.
  5. La complejidad de la Guerra Fría: La guerra fría en realidad es la contraofensiva del capitalismo ante el avance del socialismo, de las luchas anti coloniales y las reivindicaciones anticapitalistas después de la segunda guerra mundial. Fue principalmente una guerra ideológica y política del imperialismo norteamericano y sus aliados europeos en combate abierto contra el bloque socialista, pero que también se sustentaba en lo económico y lo militar. Como por ejemplo la intervención en Vietnam y la guerra de Corea, y los bloqueos económicos contra los países del bloque y después a Cuba. El bloque socialista y las ideas del socialismo se habían consolidado como la contraparte al capitalismo y el colonialismo, un referente esperanzador para las luchas de los pueblos de todos los continentes. Todo aquello que fomentase políticas anticapitalistas y acercara las luchas de los pueblos hacia las ideas del socialismo era visto como sumamente peligroso por los EE. UU. Eso incluía las luchas anticoloniales como los reclamos en Latinoamérica por reformas agrarias, nacionalizaciones de recursos naturales, luchas democráticas contra las dictaduras, autonomía universitaria y por mayor soberanía nacional. Cualquier movimiento popular, que de alguna forma cuestionase el statu quo capitalista-colonial-patriarcal-racial, era combatido de inmediato tanto en lo político, lo ideológico como en lo militar.
  6. El triunfo de la Revolución Cubana: Este triunfo representó un impacto político e ideológico sin precedente en América Latina, incluyéndonos a nosotros. Por primera vez se derrota a un dictador mediante un movimiento de lucha armada popular y no mediante un golpe de estado; por primera vez, a solo 90 millas de los EE. UU., un país latinoamericano presenta una política antiimperialista; por primera vez, fuera de Europa y Asía, surge un país socialista; por primera vez el socialismo teórico y abstracto europeo se convierte en una posibilidad esperanzadora en nuestro hemisferio; por primera vez surge un estado que apoya e impulsa la guerra de liberación nacional en Latinoamérica. El imperialismo saca lecciones y lanza una contraofensiva político militar para sofocar cualquier movimiento que ellos detecten con potencial de desarrollo político militar antiimperialista y socialista como en Cuba; se fortalecen con asesores militares y de inteligencia y con millones de dólares a los ejércitos de América Latina; se utiliza a Puerto Rico en su lucha contra Cuba como la alternativa ideológica, económica y política y se le incluye en “la alianza para el progreso”, que constituía la contraofensiva política. Se utilizó la universidad y las bases militares en Puerto Rico para adoctrinamiento y entrenamiento militar.
  7. Es la década de los triunfos de las luchas de Liberación Nacional de África y Asia; triunfo de la lucha de Argelia, expansión de la guerra de liberación de Vietnam y muchos otros países. La ONU aprueba la resolución 1514 (XV) y declara la década de la descolonización. Se abrieron las puertas para lo que constituyó un frente fundamental, de hecho, prioritario en el trabajo político del MPI/PSP, el trabajo internacional. Por un lado, la liberación de Argelia y las luchas anticoloniales fueron fuentes, impulso, ejemplos esperanzadores a seguir. El trabajo internacional, de otra parte, reveló nuevas perspectivas de nuestra lucha nacional: el nivel nuestro estaba a la zaga de otras luchas anticoloniales, principalmente en lo referente a métodos de lucha: como el uso de identidades clandestinas y operativos armados, pero, aun así, el éxito de nuestro trabajo internacional sobrepasaba el de muchos de esos pueblos. La gran solidaridad que recibíamos era precisamente por constituir el caso que desenmascaraba la hipocresía del imperialismo norteamericano y era un arma contra los EE. UU. Al mismo tiempo el trabajo internacional conllevaba compromisos e influencias hacia nuestras políticas nacionales. La crítica a la excesiva prestación de recursos al trabajo internacional era uno de los debates que la izquierda radical hacía al MPI/PSP. Si es cierto que Cuba jugó un papel importante en llevar nuestro caso al comité de descolonización y a integrarnos en organismos internacionales, también su injerencia en nuestros asuntos y en las políticas del MPI/PSP tuvo sus aspectos oscuros. Cuba constituyó una válvula de presión hacia la conversión del MPI a PSP y su participación electoral. Cuba se alineo con la URSS en la disputa chino-soviética y comenzó a impulsar la formación y fortalecimiento de los partidos comunistas en detrimento de los movimientos de liberación nacional. Las desavenencias entre políticas de Cuba y nuestras luchas han durado hasta nuestros días y fue palpable cuando ellos se negaban a apoyar la lucha por la excarcelación de nuestros presos políticos de las FALN.
  8. Se desarrolla el diferendo chino-soviético. Básicamente las diferencias estribaban en que la URSS impulsaba la creación y desarrollo de los partidos comunistas a semejanza del bolchevique soviético, la formación de frentes incluso con las burguesías para conquistas democráticas y reformistas, no necesariamente para la lucha por el poder. Por lo contrario, China apoyaba el desarrollo de movimientos de liberación nacional, la guerra popular y luchar por la toma del poder. Desde nuestro punto de vista y en el contexto surgido después del triunfo de la revolución cubana, esta era la esencia del debate chino-soviético. Sin embargo, no todos los combatientes ni las organizaciones de la época se enmarcaron en esa polémica. Otros diferendos, enraizados en nuestra condición colonial exigían la atención y cobraban prominencia. Por ejemplo, los métodos de lucha, específicamente entre participación electoral o abstención, el uso de la lucha armada, el tipo de organización política, o sea partido de la clase obrera o movimiento de liberación nacional, y la pregunta fundamental, ¿independencia para qué?

La conjunción de todos esos factores mencionados despertó las esperanzas de triunfo revolucionario en los activistas y combatientes de la época; principalmente, los que constituimos las organizaciones clandestinas. En aquel entonces nos caracterizó, en lo político, lo ideológico y lo metodológico lo siguiente: que la lucha tenía que ser de confrontación con el enemigo; que podíamos y teníamos la capacidad de derrotar al imperialismo y tomar el poder; que la lucha por la independencia tenía que estar unida a las luchas sociales y económicas de nuestro pueblo; que la lucha tenía que darse en la calle todos los días y no solo durante las elecciones. Nuestras lecturas eran Marx, Engels, Lenin, Mao, El arte de la guerra de Sun Tzu, Fidel, Che, Fanón, Gramsci y los escritos que nos llegaban de las organizaciones en lucha de América Latina. Así, desde los 60, el movimiento independentista comienza a vincularse al socialismo, a las luchas sindicales, feministas, sociales y ambientales. Esas visiones políticas se fueron fortaleciendo y constituyendo en los referentes para las divisiones y reagrupamientos políticos que cobraron forma a finales de la década del 60 y principio de los 70. El llamado que Narciso Rabell Martínez hace desde la Habana para combatir el plebiscito de 1967 en la calle, no fue otra cosa que la manifestación de la polémica que ya venía dándose sobre los métodos de lucha.

Al analizar el desarrollo de las “nuevas luchas” y el movimiento armado, no podemos dejar de mencionar las divisiones internas. Sus motivos fueron muchos, pero sin entrar en los personalismos y los egos de liderato, que existieron, pero que a mi entender no fue lo único ni tampoco lo primordial en muchos casos, veamos algunos:

  1. En lo Ideológico la polémica giraba en torno a la integración o no del discurso socialista.
  2. Es interesante señalar que en el caso del MPI, aunque la polémica sobre el socialismo estaba presente, esta estuvo acompañada de aspectos organizativos y de táctica de lucha que cobraron mayor protagonismo, entre ellos: la participación electoral, qué tipo de organización política, la democracia interna y la autonomía de la juventud y de los organismos de base, incluyendo los sindicatos.
  3. Desde los inicios de los 60, con la aparición del MAPA y posteriormente la CAL, la polémica sobre el uso de la violencia revolucionaria y los métodos de lucha armados estuvo servida. Posteriormente, ya en los 70, esta polémica cobro auge cuando el PSP liquida los CAL y se lanza a la aventura electoral. Con el surgimiento de las organizaciones clandestinas la polémica deja de ser teórica, ahora tenía un cuerpo orgánico que la representaba.
  4. El conflicto sobre cuál debía ser la relación entre partido y organismos de base, incluido los sindicatos, las luchas comunitarias y las sectoriales, constituyó un factor de división. Como ejemplo puedo mencionar la pugna por controlar el MOU, el liderato sindical, imponer a Mari Brás como orador el primero de mayo, destruir el Comité Pro Defensa de Vieques buscando control sectario y quemar al presidente de la UTIER, Luis Lausell Hernández, en la aventura electoral. Experiencia que nos remite a cuestionarnos si la organización política debe seguir el modelo bolchevique de partido o debemos buscar nuevas formas organizativas que respondan a las necesidades y condiciones actuales.
  5. Sin embargo, más que las diferencias mismas, lo que hacía irreconciliable lo que no lo era, lo constituía el tono de las polémicas y la intolerancia hacia las diferencias. Se debatía como si se nos fuera la vida en ello. No se buscaba el punto de encuentro. Se trataba de hacer prevalecer las posiciones de cada cual. Se trataban las disidencias como si fuera el enemigo. Las proclamas de unidad se quedaban en eso, proclamas. Pero hay que señalar que hubo dos ejemplos que se destacaron como vías válidas para construir unidad en la izquierda: la fusión del PSR con el MSP y la unidad en la práctica que formaron las organizaciones clandestinas.

Ahora podemos hacernos preguntas como, después de conocer la experiencia “socialista” de los europeos, los asiáticos, de Cuba, Nicaragua y Venezuela, ¿hay una sola definición de socialismo? Si no, ¿en qué se diferencian? ¿Qué hemos aprendido de las experiencias? ¿La definición de capitalismo es la misma que nos brindó Marx y que ha prevalecido hasta ahora en gran parte de la izquierda? Después de las múltiples experiencias en Europa, Asia y América, ¿de qué socialismo hablamos? ¿Deberíamos definir el capitalismo como un sistema capitalista-colonial-patriarcal-racista? ¿Es la clase obrera el sujeto de la revolución? Si es así, ¿qué papel juegan las mujeres, la comunidad LGBTTQ, los sectores racializados, los migrantes? Desde la perspectiva organizativa, ¿es necesario un partido dirigente? ¿Qué función desempeña la democracia? ¿Cómo se podría constituir un frente contrahegemónico contra el sistema capitalista-colonial-patriarcal-racista?

¡Viva Puerto Rico libre y socialista!

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Author: Federico Cintrón Fiallo

Escritor, poeta, profesor jubilado, exdirigente sindical y militante de «la nueva lucha” de independencia de Puerto Rico. Durante la década del 1960 fue miembro del Movimiento Pro Independencia (MPI), se negó al Servicio Militar Obligatorio (SMO) y fungió como delegado de la Federación Universitaria Pro Independencia (FUPI) ante la Union Internacional de Estudiantes (UIE) con sede en Praga donde ocupó la vicepresidencia del buró anticolonial. Para la década del 1970 organizó en el Gremio Puertorriqueño de Trabajadores y fue Secretario Ejecutivo del Movimiento Obrero Unido (MOU). En 1984 fue sentenciado por un Tribunal Federal a dos años de cárcel por negarse a colaborar con un Gran Jurado que investigaba organizaciones clandestinas puertorriqueñas. En 1976 fue miembro fundador y portavoz del Frente Revolucionario Anti Electoral (FRAE), luego Frente Revolucionario Antiimperialista (FRAI).

 

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