Benito se fue a descansar.  Lo conocí en la marcha-piquete contra los acuerdos de Cofina, frente a la Corte Federal.  Ya lo había visto pero no me atrevía abordarlo, tal vez por respeto o por timidez. En la carpa de Prosol-Utier se sentó a mi lado luego de que hicimos fila para un almuerzo que repartieron, el sol azotaba con fuerza.  Almorzó y me dijo: guárdame la silla y el celular que tengo que saludar, volvió al rato y habló conmigo y con mi esposa como si nos conociera de mucho tiempo, esa era una de sus cualidades, era un ser amigable, humilde.

Lo volví a ver en la Asamblea de Pensionados del Parque Muñoz Rivera, no aguanté más y le pedí una foto, lo hizo con amabilidad, me volvió a abrazar.  Benito fue el tipo de militante que necesitamos en nuestra lucha, era amoroso, no era sectario, era solidario, sencillo, encarnó el nuevo hombre o el hombre que practica en lo que cree dando abrazos aunque casi no te conociera, estaba fuera de liga, es un gran ejemplo para que lo emulemos.

Benito impactó muchas luchas con su presencia y solidaridad, Con los ojos sin venda rinde respetos a Benito «el más querido» y eso es mucho decir.