En mi cacerola ya no se cocina, pero sí suena contra las injusticias del capital sea el financiero, el militar, el extractivista, el que explota para beneficio privado nuestras costas y playas, arenales, manglares, biodiversidad y erosión de los ecosistemas, el que gentrifica y vacía los centros tradicionales de los pueblos tornándolos fantasmas de concreto abandonados; por cada comercio pequeño que se cierra se abre un punto de drogas y cannabis shops.
Mi cacerola ha apoyado a los pensionados, ha sonado en apoyo a la UTIER, a los empleados de la AEE, contra LUMA, contra la AES, contra la Junta dictatorial llamada de Supervisión Fiscal.
¡Pa’ los compañeros y amigos un abrazo!
¡Para el gobierno colonial y la Junta un cacerolazo!