Recuperado de: Rumbo Alterno
POSTED INGÉNERO, HISTORIA, POLÍTICAS
Las mañanas cambiaron su signo conocido.
Ahora el agua, su tibieza, su magia soñolienta
es diferente.
Ya no hay oscuridad, ni barricadas,
Ni abuso del espejo retrovisor
Para ver si me siguen.
Ahora mi aire de siempre es más mi aire
Ahora vamos envueltos en consignas hermosas,
Desafiando pobrezas,
Esgrimiendo voluntades contra malos augurios
Y esta sonrisa cubre el horizonte,
Se grita en valles y lagunas,
Lava lagrimas y se protege con nuevos fusiles…….
Fragmentos del poema «Ahora vamos envueltos en consignas hermosas»
Gioconda Belli, combatiente nicaragüense,
Frente Sandinista de Liberación Nacional
Hoy quiero hacer una dedicatoria especial a todas las mujeres que aunque siguen silentes en su trabajo han adoptado nuevos fusiles, siguen presentes en nuevas trincheras, siguen clandestinas y compartimentadas porque ahora públicamente solo dicen la mitad de sus vidas. Siempre bravas y comprometidas. Aunque no se apalabre, se actúa y en cada acción hay un poco de lo bueno y lo no tan bueno de ese andar del pasado como combatientes clandestinas.
INTRODUCCIÓN
Para ubicarnos rápidamente en el contexto de las décadas de que hablaremos voy a citar las Publicaciones Resistencia de las Fuerzas Armadas de Resistencia Popular (FARP) sobre, LA SITUACIÓN POLÍTICA Y LAS TAREAS DEL MOMENTO.
La coyuntura política actual está definida por la crisis económica mundial del capitalismo pero especialmente por la situación del imperialismo y la crisis del sistema colonial capitalista en Puerto Rico. En esas condiciones se complementa el panorama con la ofensiva imperialista y la debilidad general de las fuerzas populares.
El momento exige de los revolucionarios una clara política de masas tendiente a enfrentar el asimilismo y a crear conciencia por la independencia y el socialismo, Debemos priorizar en la lucha por la salida de la marina de Vieques, contra la estadidad, la explotación de los recursos naturales y los efectos de la crisis económica. Esa lucha requiere que la mira política esté dirigida a enfrentar la política imperialista y sus instituciones directamente. Crear consciencia, mediante el combate, de quienes son los verdaderos enemigos de este pueblo y cúal es la alternativa de liberación en método, en ideología, en estatus político y en sistema económico.
(Resistencia núm. 1)
Esta coyuntura requería trabajo de masas para la incorporación del pueblo a la lucha y desarrollo de conciencia a la vez que el fortalecimiento de las organizaciones político militares como herramienta para la lucha popular contra el imperialismo. Ese imperativo activó a hombres y mujeres en su momento.
Aunque algunos reclamos y controversias de las mujeres en lucha parezcan iguales a los del presente debemos recordar que en la época a la que nos referimos muchos significaban un romper barreras con la generación anterior. Aunque parezcan iguales hay diferencias cualitativas en los mismos. Trataremos de abordarlos desde la perspectiva de la sociedad de entonces como desde su significado para la militancia de la mujer en organizaciones clandestinas de lucha armada de la época.
Rivera Lassen y Crespo Kebler en su libro, Documentos del Feminismo en Puerto Rico (p.157) presentan una entrevista a Norma Valle que destaca las situaciones particulares que distinguían los temas o “issues feministas” de la época:
- Igual paga por igual trabajo.
- Acceso a todas las profesiones con igual importancia.
- Defender la creación de centros de cuido de niños.
- Eliminación de leyes opresoras. Se buscaba la igualdad de la mujer ante la ley.
- Ley que decía que el hombre es el jefe de la familia y único administrador de los bienes gananciales.
- Ley de herencia que era totalmente discriminatoria.
- Ley que le daba la patria potestad al hombre en caso de divorcio.
- Se abogaba por el divorcio por consentimiento mutuo.
- El reconocimiento de la tarea doméstica como trabajo, rompiendo con la división entre lo público y lo privado. En el movimiento obrero no se reconocía como issue sindical.
- Se hablaba de la triple tarea como obstáculo para la participación en la Federación de Mujeres en puestos de dirección.
La inserción social de la mujer en la época se daba no solo en el ámbito político. Decían que: El espacio social, laboral, estudiantil, familiar en esas décadas de los 60-80, estaban estremecidos por el reclamo activo y fuerte de las mujeres. Reclamaban su reconocimiento como personas en igualdad de condiciones y el reconocimiento de su labor no como secundario si no como esencial para el desarrollo de las sociedades.
El tacón de la chancleta, Revista Feminista de la época,(30 de septiembre de 1974): Temas que dibujaban los contornos de la época.
- Mujeres como mano de obra barata.
- Inserción de la mujer a la mano de obra laboral asalariada.
- Lugar de sumisión e inferioridad.
- Mujeres el 51% de la población solo constituyen el 26% del grupo trabajador asalariado y apenas figuran en los niveles de decisión y poder en Puerto Rico.
- En estudio realizado concluye que el material utilizado por el Departamento de Educación para la lectura alienta y promueve en las niñas unas actitudes pasivas y sumisas, con exagerado énfasis en obediencia y docilidad. A la niña se le limitan las alternativas de desarrollo creativo y directrices de trabajo futuro, empujando a la niña continuamente hacia el trabajo doméstico.
Desde otra visión, Urayoan (n. d.), de las FARP, nos dice que: No es tan solo que a la mujer proletaria se le reconozcan los mismos derechos frente al hombre, sino que son el hombre y la mujer proletaria en su lucha frente a la clase dominante.
La mujer proletaria insertada en organizaciones de masa es donde más rápidamente puede empezar a romper con las limitaciones que le impone la sociedad. Esto repercute en el hogar y conlleva ajustes de parte de la familia y muy en especial de su compañero ante las situaciones concretas y ante una imagen nueva que se va desarrollando de sí misma.
Aunque es de las pocas publicaciones que aborda el tema de la mujer en lucha hay que señalar que le sigue poniendo la responsabilidad a la mujer por su transformación y ubica el trabajo de masas como el lugar idóneo para que se de tal transformación.
URAYOAN MARZO 1979. MUJERES EN LUCHA.
Por venirse celebrando durante el mes de marzo, la Semana de la Mujer, consideramos de vital importancia hacer resaltar de entre combatientes a aquellas mujeres que, adelantándose a su época, rompieron con las actitudes de clase tendientes a ubicar a ésta fuera de la esfera pública. Fueron así creando el camino y las condiciones para que hoy día miles de compañeras permanezcan integradas al trabajo político tanto legal como clandestino.
Como en cualquier análisis histórico, hay que poner mucho cuidado en no hacerlo utilizando criterios y conceptos del presente. No es nuestra intención hacer un análisis comparativo. Esperamos poder narrar una realidad desde su momento y desde su vivencia. No hay objetividad en mi narración, es desde mi lado de la trinchera.

ALGUNOS HALLAZGOS INICIALES
Ha sido interesante y retante este proceso de reflexión. En la búsqueda de información he encontrado varios elementos que impactan el contenido de lo que les estaré narrando:
- No encontré escritos para Puerto Rico sobre la mujer combatiente clandestina. En las diferentes publicaciones de las organizaciones de la época hubo mención muy somera de la mujer combatiente y estaremos haciendo referencia a ellas.
- La mayoría de las publicaciones de varias organizaciones de la época 70-80 analizadas abordan el tema de la mujer, pero hablan sobre la realidad de la mujer en la sociedad, otros teorizan sobre esa realidad desde la perspectiva marxista, pero en la mayoría, no se aborda la realidad de la mujer que milita en este tipo de organización, aunque hay alguna excepción.
- En las publicaciones revisadas prevalece el uso del género masculino como expresión universal, cuando era apropiado incluía el género femenino.
Para este trabajo se recurrió a entrevistar a mujeres combatientes de la época. Estas no serán identificadas, ni sus organizaciones tampoco. Estaremos estableciendo un cuadro general de las participaciones y mencionar diferencias y similitudes traídas en las entrevistas. Ellas expresaron esa militancia como necesaria, de gran importancia para sus vidas, como algo de lo que no se arrepienten. Sus experiencias fueron variadas y a diferentes niveles. Indican no haber sentido discrimen ni rechazo por parte de sus compañeros y haber participado tanto en trabajo de masas desde sus organizaciones, como en acciones directas de tipo militar. Fueron muy enfáticas en expresar, que las mujeres participaban de la toma de decisiones organizacionales. Expresaron que en una de las organizaciones, las Fuerzas Armadas de Resistencia Popular, hubo mujeres en todos los niveles de dirección: Unidad, Unidades Especiales, Liderato Intermedio y Comité Ejecutivo Nacional.
La mirada que les estaré presentando es una generalización desde la experiencia de unas y otras, de las mujeres organizadas en la época. No pretendo implicar que todas las organizaciones tenían las mismas prácticas ni las mismas políticas. Hubo por lo menos dos organizaciones que tenían la práctica de no incluir parejas en acciones armadas. Una no incluía parejas en el mismo operativo. Hubo otra organización que no incluía la pareja en la misma función: si una estaba de apoyo, el otro en acción directa o viceversa.
Se informó que ninguna organización discriminaba por sexo en cuanto a quien asignar a cual función.
Tampoco éramos perfectos/as. En muchas áreas tanto los compañeros como las compañeras teníamos prácticas propias del contexto patriarcal. Lo importante era lo que se hacía con eso como organización.
Hubo discusiones a nivel de unidad por conductas de deslealtades entre compañeros/as que afectaban a sus parejas y por ende a la organización. Se discutía en las unidades concernidas y se tomaban medidas disciplinarias.
Fueron tiempos de la práctica de la crítica y la autocrítica. Esa práctica servía de automonitoreo de la conducta, de vigilancia propia y del otro/a, tanto en las prácticas organizacionales, políticas y de relaciones personales.
La discusión sobre moral revolucionaria estaba presente. La construcción del “hombre nuevo” del Che lo adoptamos todos y todas sin distinguir si ese hombre nuevo era hombre o mujer. Eran planteamientos que no nos lo hacíamos. Implicaba romper con las ataduras de una ser humana colonizada, criada en la desigualdad y la injusticia. Significaba que tenía que romper con su forma de ser y construirse a la vez que a esa nueva sociedad. Todo era viejo y nuevo a la vez, aún dentro de la juventud.
Tuve la oportunidad de encontrarme con compañeros de organización que retaron mis límites porque creyeron en mí. Los procesos de formación político-militar de cualquier combatiente tiene capas y niveles y van transformando a la persona paulatinamente. En muchas ocasiones el nivel de formación, la necesidad de acción del momento y la necesidad de transformación no estaban alineados. Pero había que responder y creer en que se iba a poder lograr porque lo que siempre está por encima de todo es el compromiso con la lucha, con la organización y con el pueblo. La formación fue un proceso personal y colectivo. Agradezco a esos compañeros que me dieron el empujoncito tanto en lo militar como en lo político. Quiero agradecer públicamente a Norberto Cintrón Fiallo porque me empujaba tanto en lo público como en lo clandestino. Norberto fue creyente de la inserción de la mujer a la lucha y actuó en consecuencia. Siempre cuidó de mí de manera revolucionaria. Porque cuidarnos unos a otros también era un deber.
Fueron tiempos de mucha inspiración. Había un elemento afectivo no reconocido que empujaba a hacer lo imposible y lo nunca antes realizado. La inserción de la mujer contó con el elemento de la fuerza del espíritu de lucha que ayudaba a romper esquemas y modelos imperantes. Era un romper consigo misma y con todo lo planteado socialmente.
La lucha era ¡HASTA LA VICTORIA!!! Por eso se nos formaba para defender la vida de nuestros compañeros y compañeras. Era ¡vida o muerte!!! Pensábamos que lograríamos la independencia y el socialismo. Veíamos en luchas a través del mundo que se podía y nos sentíamos parte de ese mundo que luchaba. Pensábamos que era una lucha de resistencia y tiempo. El ideal de una lucha popular incorporando al pueblo puertorriqueño en su gesta de liberación era lo que nos movía y pensábamos que palmo a palmo lo lograríamos. Por eso lo militar, lo político y el trabajo de masas iban mano a mano.
El contexto político de la izquierda puertorriqueña era variado en tendencias, patriarcal y sectario. Por eso en ocasiones se hacía difícil diferenciar si las acciones de algunas organizaciones públicas, de exclusión y de obstaculizar el trabajo eran por sectarismo o por ser mujer. Al cabo de los años muchas compañeras decían que por ambas. No era fácil para mujeres destacar como lideresas entre muchos hombres que muy en el fondo entendían que el accionar para la confrontación del sistema era de hombres y que las mujeres estaban para apoyar. Hubo mucho más discrimen de las mujeres en las organizaciones públicas que en las organizaciones clandestinas de lucha armada. Muchas veces eran los mismos compañeros combatientes que en movimientos sindicales, trabajos comunitarios y otros, trabajaban con las compañeras pero a la hora de tomar decisiones los caucus eran de hombres. El esquema de la organización clandestina era más cerrado, sin embargo, tenía mayor vigilancia sobre los elementos de participación igualitaria.
Se hace camino al andar. Nunca más cierto en esta época. Hubo aciertos y desaciertos. No puedo decir que el encuentro con el machismo de la época fue igual para todas las compañeras. Hay algunas que sintieron discrimen o que fueron tratadas más allá de sus fuerzas y posibilidades. Hago un reconocimiento de eso y respeto su experiencia.
En la literatura revolucionaria podemos encontrar varios ejemplos de visiones sobre la mujer. En El Boletín de los COMANDOS Revolucionarios del Pueblo de DIC. 1976 se presenta una ilustración en la que pretende hablar de la situación de la mujer en la sociedad capitalista.
Dice que por un lado cuando es joven está pendiente a su imagen, cuando YA NO LO ES la ilustra metida en un zafacón, con una leyenda que dice: en el capitalismo la mujer ha perdido su dignidad, ya que se ha convertido en objeto sexual para solo satisfacer y agradar….
El Socialismo le devuelve la dignidad a la mujer ya que la valoriza de acuerdo a sus virtudes como ser humano.
Esto es un ejemplo de un abordaje machista al ver a la mujer en el capitalismo metida en un zafacón, como basura. Se presenta de forma mecánica la “devolución” de la dignidad de la mujer en el socialismo. En muchas representaciones de la época el socialismo tiene ese carácter mágico que le da la espalda a la sociedad como constructo dentro de procesos sociales y de lucha. Este ejemplo ilustra que las mujeres que eran parte de la lucha tenían que enfrentar no solo la opresión del entorno social, sino la concepción machista subyacente de que no había redención para las mujeres hasta que no llegara el socialismo. Esta caricatura en esta revista es solo el reflejo de una organización que transmite un mensaje confuso y machista.
TRASFONDO SOCIAL
La época de los 70-80 estableció condiciones que permitieron la inserción de la mujer en la lucha revolucionaria:
- En 1970 ya la mujer tenía el 28% de presencia en la fuerza laboral. El 67.4% de las mujeres trabajadoras tenían entre 25 y 54 años de edad. Este dato es importante porque representa a la mayoría de las madres de las mujeres combatientes. Lo que presentaba una diferencia en el movimiento cotidiano y posibilidades de aceptar movimientos atípicos en sus hijas que eran estudiantes, trabajadoras y combatientes además algunas amas de casa.
- Para los años 70 el 35.8% de las mujeres ocupaban plazas en trabajos profesionales o de oficina y el 27% eran operarias y costureras. Las mujeres gerenciales ocupaban el 5.6% para esa época.
- Restructuración familiar y rol de la mujer al interior de la familia. El movimiento de la mujer combatiente en el cumplimiento de su función se da todavía primordialmente desde el contexto familiar, ya sea con familia propia o como parte de la familia de origen respondiendo a los esquemas de sus padres y madres. Aún aquellas que rompieron con esos esquemas y se fueron a vivir solas, mantenían los lazos familiares y eran significativos.

En el caso de mujeres con hijos en muchas ocasiones su principal apoyo en el cuido de éstos provenía de la familia y en otras ocasiones de familias de compañeras que se convertían en colaboradoras de la organización.
- Los 70 marca el inicio de una generación de mujeres estudiando a nivel universitario, muchas cuestionándose las inequidades sociales y encontrando su espacio no solo en espacios laborales, sino también en la producción de conocimiento, análisis, pensamiento crítico y participaciones políticas no tradicionales, como el combate político-militar.
El sector universitario estuvo en las organizaciones clandestinas de lucha armada representado no solo con estudiantes, hubo profesoras de diversas disciplinas: ciencias naturales, ciencias sociales, administración de empresas, humanidades, educación. Se incorporaron a la organización desde el clandestinaje como en sus trabajos de masas diversos.
En el artículo titulado La mujer. EL MARTILLO 1973 de los Comandos Obreros Revolucionarios indica que:
Dentro del proceso de liberación Nacional, hay una fase fundamental: la liberación de la mujer.
La mujer no vende su fuerza de trabajo, se le confisca a través del matrimonio.
La historia nos ha enseñado que sin el fermento revolucionario de la mujer no hay Revolución. Por ello el grado de libertad que goza una sociedad lo podemos medir por el grado de libertad que goza la mujer.
Nuevamente en este artículo se habla de lo imperioso que es la participación de la mujer en el proceso revolucionario. Aunque, todavía vincula la explotación de la mujer al matrimonio, realidad de la época. Se reconoce la necesidad de incorporar a la mujer al proceso revolucionario. Ese reconocimiento estimula y propicia el reclutamiento de compañeras y su incorporación a la formación como combatiente.
Esta discusión fue difundida y era parte del ambiente imperante en trabajos políticos, lo que lleva al desarrollo de conciencia en mujeres de diferentes clases sociales. Los trabajos de masas, los trabajos de apoyo y contra la represión produjeron incorporaciones de mujeres no solo de la clase trabajadora, sino también provenientes de la alta burguesía. Estas desarrollaron su compromiso con el pueblo y de forma valerosa se incorporaron a la defensa del pueblo y la construcción del socialismo.
En ese sentido se encontraban juntas mujeres obreras, estudiantes, amas de casa y profesionales del sector de la salud, educadoras, profesoras universitarias, abogadas, trabajadoras sociales, artistas, empleadas gubernamentales, entre otras.
- Durante las décadas que estamos considerando, la lucha política pasó de tener como sujeto la nación/patria, a tener a los trabajadores con la lucha por la independencia y el socialismo. De esos trabajos sindicales/obreros surgieron muchas mujeres que iniciaron su formación en las uniones y se incorporaron a la lucha clandestina de lucha armada. En ese tiempo la mayoría de los líderes obreros eran hombres, aunque habían muchas mujeres en el liderato intermedio y en las bases de las organizaciones.
- Tenemos que decir que también hubo incorporaciones procedentes de relaciones personales que fueron trabajadas para que se insertaran esposas, novias, hermanas. Una compañera comenta que siguió a su “Che” al incorporarse aunque después los procesos de formación trabajarían con esas motivaciones iniciales. Una de estas compañeras llegó a ser responsable de unidad y llevó su compromiso a niveles altos y propios de la actividad revolucionaria.
- Fines de los sesenta y principios de los setenta marcó en América Latina el desarrollo de la Teología de la Liberación con Teilhard de Chardain, Camilo Torres y la incorporación de sectores religiosos a los movimientos revolucionarios. Muchas mujeres religiosas y laicas se incorporaron directamente a las organizaciones y otras fueron parte del apoyo llevando en su quehacer el mensaje de formación con contenido revolucionario de justicia social a sus feligreses. En sus gestiones de apoyo importante cumplieron con guardar compañeros y servir de casa de seguridad.
- Los años setenta vio también el surgimiento de la Educación Popular a través de Pablo Freire. En América Latina la Educación Popular surge por necesidad de los movimientos revolucionarios de facilitar la alfabetización de campesinos para que se incorporaran con mayor facilidad a la formación guerrillera. Fue un fundamento que promovió una formación de diálogo-reflexión y acción transformadora de la sociedad en los espacios comunitarios. Ese proceso fue muy cónsono con la formación política militar que también incluía esos elementos.
Puerto Rico estuvo muy ligado a ese proceso a través de proyectos comunitarios que eran parte de los trabajos de masas de alguna de las organizaciones clandestinas. La Educación Popular se convirtió en la guía para el trabajo comunitario de las organizaciones que no se veían como foco o insurreccionales, si no que veían su tarea como político-militar. La organización y educación política del pueblo era una necesidad. La movilización del pueblo era imperativa. El accionar militar debía responder a las necesidades y reclamos del movimiento popular.
De esos trabajos de organización y movilización popular comunitaria surgieron también mujeres que se incorporaron a la organización revolucionaria clandestina.
- Las luchas revolucionarias en América Latina como el Frente Sandinista de Liberación, los Tupamaros, el Frente Farabundo Martí, los Montoneros y el Triunfo de la Revolución Cubana, dieron un marco para que mujeres puertorriqueñas vieran modelos viables de acción revolucionaria femenina.
Fue mucha la admiración también por la lucha de mujeres vietnamitas, principalmente campesinas unidas como combatientes y haciéndose cargo de las tareas masculinas de producción social al incorporarse en la defensa de su país. También esa imagen de la mujer con su hijo amarrado a la espalda y con un fusil en la mano o en los campos de arroz circuló mucho y formó parte de ese imaginario de la mujer combatiente.
Fuimos hijas de las mujeres nacionalistas que nos precedieron. Hubo influencia del valor y sacrificio que admirábamos en ellas y de ellas recogimos el amor patrio como motor para buscar la justicia social en el socialismo. En el Partido Nacionalista de Albizu y a iniciativa de él, se dio la inserción de la mujer en el aparato militar.
LA ORGANIZACIÓN CLANDESTINA DE LUCHA ARMADA
Dice una compañera: La vida de nosotros/as era la vida de la organización.
En la organización encontré amor solidario, compromiso y entrega. Y añadía sobre su organización. Era diferente a lo que había en el trabajo político público.
(Resistencia núm 2. FARP) La organización revolucionaria se nutre de hombres y mujeres salidos del pueblo que se distinguen por su grado de preocupación por los problemas sociales y están dispuestos a someterse a la disciplina y línea política de una organización clandestina de lucha armada.
Otra compañera entrevistada planteó que aunque estaba la participación de la mujer, el diseño organizativo se hacía bajo una mirada masculina. Se refería a como se organizaban las actividades, los horarios, los movimientos de cuadros. Como ejemplo nos narró que:
Ella estando embarazada vivía en un edificio y salía a reuniones con un compañero del edificio de al lado. Llegaban tarde en la noche, casi madrugada. Una vecina del compañero lo increpó por estar saliendo con una mujer casada-embarazada. Parecía mentira que estuviera haciendo eso!!!
Igualmente ella llevaba su hija pequeña a las reuniones y llegaba con ella dormida tarde en la noche.

En la publicación Urayoán Año 2 num. 1 se dice que:
En las filas de nuestra organización debemos también ir fomentando relaciones entre compañeros que son las que aspiramos para un hombre y una mujer nuevos. El trabajo colectivo, partiendo de las destrezas y debilidades que se tienen (que en parte son limitaciones que el propio sistema impone para definir unas imágenes de cada sexo). Que si una compañera no tiene las destrezas mecánicas de un compañero se le ayude a desarrollarlas, entendiendo que tradicionalmente esas destrezas se le desarrollan a los hombres; que si una pareja revolucionaria tiene hijos, se compartan las tareas para que no recaigan sobre uno tan solo y eso limite al otro en su participación, además de que vale en la brega diaria se van rompiendo las actitudes individualistas y deshumanizantes que va creando un muro de resistencia a la opresión y que facilita la lucha.
Otra compañera narraba que ella nunca se sintió en su trabajo político público como se sintió en el clandestino. En lo clandestino nunca sintió trato diferente ni discriminatorio, en lo público sí. Los estilos de trabajo eran realmente colectivos en lo clandestino. Los artículos para las publicaciones populares se analizaban antes de ser publicados, en grupo de compañeros y compañeras. Tanto el trabajo técnico como el intelectual eran compartidos igualmente entre todos y todas. Se vigilaba mucho que no hubiera opresión ni dentro ni fuera de la organización. Decía que se disfrutaba mucho en el trabajo. Nos reuníamos y compartíamos tareas. No había esquemas de explotación ni desigualdad.
Dice que en su organización se hablaba mucho sobre el tema de la familia. Se estaba consciente de los ajustes que había que hacer. No existían los días de fiestas, tampoco para los compañeros que también tenían la presión pública de que ejercieran la paternidad. Pero, para los compañeros era más fácil. Dice ella: Las compañeras estábamos amanecidas del trabajo clandestino para ir a trabajar, llevar los niños a la escuela, llegar a la casa a cocinar y luego salir nuevamente. Fue muy importante la formación política que fue gestando el carácter revolucionario y nos permitió trabajar con el impacto de esas expectativas sociales.
EL CLANDESTINAJE
(Resistencia. Num 2. FARP) Allí donde trabaja, vive o estudia es el principal instrumento de la organización para implantar la línea de acción, capacitar, organizar y recoger el sentir de las masas. Su primera trinchera de trabajo político está allí donde se encuentra su vida personal.
El clandestinaje no es un aislamiento de las masas. Al contrario, implica una mirada desde la conciencia política de la cotidianidad. Por eso la situación de la mujer en la sociedad está íntimamente con el accionar político de la mujer revolucionaria y su primera tarea es buscar la transformación de la realidad opresora de las mujeres en su entorno inmediato. Esto facilitará su propio trabajo político, transformará la realidad de la mujer y facilitará la incorporación de la mujer a la lucha política por la independencia y el socialismo.
En muchas ocasiones el resultado del trabajo político no era la incorporación a la organización clandestina, pues los procesos de desarrollo de conciencia, las condiciones de la cotidianidad no eran propicias. En algunos casos se daba un desarrollo de conciencia social, justicia social, de entender la necesidad de la independencia patria. En esas ocasiones esas mujeres se movían a trabajar en organizaciones políticas independentistas o en organizaciones de masas defendiendo los derechos de otras mujeres o sectores vulnerabilizados.
El clandestinaje era un planteamiento de seguridad de esos trabajos políticos de la organización revolucionaria ante tantos niveles de confrontación del sistema. Era, también, un planteamiento de seguridad para enfrentar los aparatos represivos del estado del momento.
Se realizaba trabajo político de masas en luchas obreras, comunitarias, frentes obreros, frentes políticos, antimilitaristas, por la salida de la marina de Vieques, rescates de terrenos, ambientales, contra la represión, entre otros, a la misma vez que desarrollaban las tareas político-militares fortaleciendo la organización desde la cual se incidía en la política puertorriqueña. Este accionar era de cara al sistema y con su vertiente pública-abierta y a la vez su vertiente fuera de la mirada del sistema, de la familia, de los amigos y amigas, de les compañeres de trabajo y del vecindario. La clandestina.
¿Qué significó el clandestinaje para la mujer en su práctica política-personal?
Una compañera dice: Para mí el reto mayor al iniciar mi militancia no fue la organización ni el clandestinaje fue “El ser madre”. La mayoría de mis compañeras eran mujeres sin hijos, pero habíamos muchas con hijos. La función de mamá era difícil. Aunque siempre procuré velar por los intereses de mi hijo y proveerle amor, en muchas ocasiones tenía que hacerlo con apoyo de personas cercanas. En el entorno muchas personas no entendían ni veían bien que dejara cuidando a mi hijo para irme de viaje en alguna misión o para salir sin decir para donde iba. Ciertamente, las personas que lo cuidaban eran de mi confianza política, pero otros no entendían y me juzgaban. No entendían por qué le enseñaba a cocinar y a cuidarse a mi hijo por si algún día yo no estaba. Lo veían como un niño y que yo estaba rehuyendo mis responsabilidades de madre.

LA TRIPLE JORNADA Y LA JORNADA PARALELA
Decimos que el clandestinaje implica no una triple jornada, sino una triple jornada y otra jornada paralela. La triple jornada de cualquier mujer de la época comprendía el ser ama de casa, trabajadora y tener una práctica política.
La combatiente clandestina, además, tenía una jornada paralela pues dependiendo de su tarea y nivel en el que se desempeñaba tenía un funcionamiento político particular. Era una realidad que corría paralela a la triple jornada. En ocasiones se tocaban y en otras eran solo partes inconexas de una misma persona. A partir de esas tareas y formas de movimiento, la combatiente tenía que organizar su tiempo, tenía que elaborar una leyenda que justificara esos movimientos a su realidad pública y en su realidad clandestina.
Por ejemplo:
Mujer con tarea de ser responsable de un local. Con su identidad pública alquilaba un apartamento que iba a vivir y era utilizado día y noche para reuniones, entrenamientos u otras actividades en las cuales ella necesariamente no participaba. Una cara para el casero y vecinos con comportamiento solitario y huraño y con mucho trabajo en su empleo. Era una buena cubierta. No hacer amistad con vecinos para que no preguntaran las entradas y salidas de diferentes personas a su casa. Si tenía familia con hijos el arreglo era diferente y la relación con vecinos también. En ese caso la relación con vecinos, actividades de calle o de apartamentos eran necesarias, era necesario un monitoreo especial de los horarios del uso del apartamento pues había que coordinar cuidado del niño o actividades fuera del local.
No se podía llegar al apartamento a menos que hubiese una señal. Si no estaba la señal es que estaba ocupado. Se tenía que retirar. Ahí entraban en acción los colaboradores pues se les visitaba y se podía quedar hasta tarde en la noche sin dar explicaciones.
Luego su casa no era lugar de visitas ni fiestas de amistades. No había que buscar mucho porque había escondrijos que otros guardaban documentos y otras cosas que no se quería encontrar.
Había que organizar la vida como si se fuera nómada.
Lo que veía la gente y como interpretaban los movimientos de una mujer clandestina tuvo una variedad de versiones. En una carpeta de una compañera salió que un joven vecino fue visitado por el FBI y él indicó que en esa casa había unas reuniones de mujeres y que era un centro espiritista.
LA COMPARTIMENTACIÓN Y LA FORMACIÓN DEL CUADRO
El olvido inmediato y la no identificación, no compartir información personal ni política a menos que fuera necesario o requerido. A veces hasta esconder la cara y vestir de forma neutro que no identificara para reuniones diversas. Esto era un elemento de seguridad. Había una separación completa de la persona pública y la clandestina, al interior. Cuando te encontrabas con un compañero/a en el nivel público no se podía establecer comunicación ni contacto si no se conocía en ese nivel. Una mujer casada con un compañero no compartía información de su función particular. Sus hijos crecían sin saber realmente quien era su madre en su totalidad. Se rompía con todos los roles impuestos por la sociedad y se construía un rol que aparentaba ser, pero que estaba muy lejos de ser lo tradicional. Se compartía con otros/as, en ocasiones con cargos de conciencia, la educación de los hijos, la comparecencia a las actividades escolares. (porque la formación de la sociedad capitalista patriarcal estaba muy fuerte en cada una de nosotras) Había presencia y se asumía la responsabilidad, pero en este caso siempre se tenía un Plan B. Había ocasiones que no se sabía si se iba a regresar a casa por la represión o por haber caído en un operativo.
EL HOMBRE ES DE LA CALLE, LA MUJER DE LA CASA
Éramos mujeres de la calle (y en ese tiempo se le llamaba así a las “putas” en el decir de la época con respeto a las trabajadoras del sexo). Caminábamos de noche solas, como diría Juan Antonio Corretjer en su poema. Salíamos de reuniones solas al “chequeo y contrachequeo” antes de llegar al carro, para luego chequear y contrachequear antes de llegar a nuestras casas. Éramos mujeres de la calle cuando salíamos un viernes y regresábamos un domingo exhaustas por un entrenamiento militar que se recibía junto a compañeros/as en lugares desconocidos de la patria. Imagínate, hombres y mujeres juntos un fin de semana. Para algunos se hubiera visto como el bacanal!!!! Para nosotros fue retar nuestros límites físicos y emocionales, era enfrentar la posibilidad de la muerte, pues un arma en la mano era para usarse. Para nosotros era recibir un entrenamiento que significaba seguridad y también defensa del pueblo en acciones planificadas. Fue también un fin de semana de respeto al ser humano. ¡Es que luego uno se lo plantea, pero en aquel momento era algo que ni se pensaba porque nunca se recibió ni atisbo de trato diferente por ser mujer! Lo que significaba mayor esfuerzo para la mujer por el tipo de ejercicio físico requerido, las posiciones de combate con las cuales en nuestros juegos infantiles nunca habíamos ensayado. Eso requirió que se incorporara el ejercicio a la vida cotidiana para no ir en seco a esos entrenamientos y a las acciones. Hubo quienes se pusieron a caminar, entrar a un gimnasio o al famoso Doyo de Tae Kuan Do de mujeres que hubo en esa época.

La prensa escrita y otras referencias nos dejan testimonio de que las mujeres participaron en acciones directas tales como:
- Captura del Bar La Hacienda frente a la Base de la Marina en Roosevelt Roads
- Toma del cuartel de Montebello en apoyo a un conflicto obrero en la UTIER y TUAMA.
- Expropiación del camión de la Wells Fargo
- Expropiación de la Armería en la calle Domenech.
También en actividades indirectas como:
- Apoyo médico en las que se encontraban preparadas para intervenir en caso de heridos en alguna acción armada.
- Escribieron artículos para las publicaciones.
- Funciones de apoyo de diversos tipos incluyendo la recogida antes y después del operativo. No había acuartelamiento en todos los operativos.
- Ellas estuvieron presentes como guías y formadoras en áreas fundamentales como: fabricación de explosivos, temas de formación política y trabajo de masas, establecimiento de táctica y estrategia organizacional.
En esa época todavía las nenas no jugábamos con pistolas y muy raras con carritos. El contexto patriarcal, machista se manifestaba socialmente sin excusas, en el contexto organizacional se experimentaba con los niveles de igualdad en participación rompiendo así bruscamente con el entorno comunitario, familiar y el propio esquema de formación individual.
Irrumpíamos las mujeres desde nuestra fortaleza, con ese marco de guerrilla urbana o de insurrección que compartían también los compañeros. Se abrió el espacio para las compañeras, pero en sus inicios se podía observar que había un reconocimiento de las compañeras que todavía no era considerado por algunos compañeros como un espacio para todas las mujeres. En ocasiones no era espacio para las esposas o las mujeres madres. Eso cambió dramáticamente.
Cambió también el paso de la mujer como elemento de apoyo en la lucha, a ser combatiente directa y de primera fila, a ser también la compañera a la que igual que a muchos cuando llegaba a un nivel de participación se le asignaban armas de manera fija: una para la cartera para la autodefensa y otra para la acción directa.
COMBATIENTE Boletín del C.E.N. de las F.A.R.P.
Nuestra Organización tiene como meta la formación en la lucha de hombres y mujeres revolucionarios, con una visión distinta sobre la vida, su futuro y su país; formados política y militarmente para la toma del poder y la cristalización de una sociedad socialista y revolucionaria.
La formación tanto política como militar era de interés central y estaba presente en todas las reuniones, así como en instancias específicas. Es de interés señalar que en el Plan de Formación de una de las organizaciones se recomendaba iniciar el Plan de Formación con:
- Tania la Guerrillera
- Lo que todo guerrillero debe saber sobre la represión
- ¿Qué hacer? Lenin
- El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo. Lenin
Esto era así para hombres y mujeres. La formación era un elemento tan central que era responsabilidad de todos los niveles de la organización incluyendo las Unidades.
(El Combatiente año 7, num 4)
Funciones de la y del responsable de unidad:
1. Darle seguimiento a la formación político militar de los integrantes de la unidad. Desde el boletín El Combatiente de las FARP el Área de Capacitación instaba a que se mantuviera el repaso continuo de ciertas destrezas que no todos los combatientes dominaban y que se adquirían a través de la práctica: claves, maquillaje, posiciones de tiro, prácticas de tiro, cerrajería, defensa personal, primera ayuda y “chequeo” y “contra chequeo”. Estas eran áreas que se trabajaban, además de en las unidades, también en seminarios especializados.
2. Comunicar las necesidades específicas de su grupo. Dice El Combatiente que en el AREA DE COMUNICACIÓN: Haremos todo lo necesario para cubrir esas necesidades de nuestros combatientes, en el menor tiempo posible.
Cada época tiene su responsabilidad y genera sus luchas y organizaciones. La presencia de la mujer al momento de hoy es incuestionable y tiene sus propias dimensiones. La época de los 60-80 se caracterizó por ser una de fuertes luchas y confrontaciones con el sistema que dejó lecciones de aciertos y desaciertos. Por la complejidad e intensidad de la misma podemos decir que lo que hemos hecho es una mirada muy breve a lo que concierne al tema. Requiere mucha más discusión para poder contribuir a la lucha del pueblo.
A las mujeres como miembras de una sociedad, nos han puesto muchos títulos y atribuciones de muchos de los cuales me enorgullezco. Soy mujer, madre de una hermosa mujer, madrastra de unos extraordinarios seres humanos que me dio la vida, hija, hermana, suegra, tía, esposa, compañera. Pero, el galardón que atesoro de forma especial es el de combatiente clandestina y el orgullo mayor el haber sido mujer combatiente en una organización que nos respetó y valoró.
¡Todavía la Victoria está en manos del Pueblo!
¡Mientras haya una persona luchando en mi patria la revolución no está perdida, está inconclusa!
¡Gracias!